sábado, 7 de mayo de 2011

Adolescencia

En este instante recuerdo mis años de estudiante de Pre- universitario, (High School). Las ruedas de casino en los pasillos de la Vocacional de Ciencias Exactas de Holguín, donde, a pesar de las constantes comprobaciones de conocimientos, o trabajos de control de 6 o 7 asignaturas a veces atropellados en una o dos semanas nada más, existía tiempo para dar vueltas y vueltas en los pasillos. Confieso que para mí el baile de casino continúa siendo un deporte de mirones, pero ese no es el tema de hoy.

En ese mismo lugar, muchas veces recibimos un de pie voluntario por la madrugada, para elaborar banderitas cubanas, con las que iríamos a la tribuna abierta de la juventud y los estudiantes por el regreso del niño Elián González. En esta empresa participamos en Baraguá, Banes, Holguín y Manzanillo, que incluyó la última antes de que regresara el pequeño náufrago a Cuba, y la primera después de su retorno.

Por esos días, conocí el primer amor de adolescencia, con una banderita cubana en las manos. En esos meses recibí mi carné de la Unión de Jóvenes Comunistas, y canté por primera vez en público.

Nada, una juventud como la acostumbrada en Cuba: libre, feliz, y comprometida. No conozco a quiénes no hayan hecho cosas bellas por la Revolución y por sí mismos en esos días, algo que al fin y a la cabo, es lo mismo.

Hacen ya 10 años desde que salí de la Vocacional de Holguín, quizás uno de los centros que más marca a los estudiantes que han pasado por allí, y aún siento que la juventud no se escapa de esa magia de la alegría. Perdida para muchos, la juventud cubana es para mí, que aún tengo 28 años, una de las garantías de la continuidad del socialismo en Cuba.

Hoy mis amigos de allá del Pre- Universitario, (High School), son médicos, maestro y profesores, Físicos Nucleares, trabajadores de las Fuerzas Armadas o el Ministerio del Interior, Periodistas y Abogados, todos excelentes obreros e intelectuales.

Así es que llega el Socialismo a los jóvenes, y así es que se hace una Revolución indestructible.

2 comentarios:

  1. Fue en verdad una etapa bonita la de la adolescencia, la del Pre-universitario, que no fue junto a ti en Holguín sino acá en el IPVCE de Las Tunas, aunque luego tuve la suerte de compartir la universidad contigo. Pero en esencia no se diferenció mucho, a pesar de las carencias, de los estudios, reinó la amistad, el buen ánimo, los deseos de hacer cosas grandes en la vida, el entusiasmo de que cada actividad: bailar, actuar, concursar, buscar novios, quedase lo mejor posible. Fui feliz en esa etapa, y aún hoy no cambian en mi vida la paz y la espontaneidad que aquellos años, mi familia, y mi país, me dieron.

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