Y es cierto. ¿Quién puede estar seguro en un planeta, en el que la Organización de las Naciones Unidas ordena un ataque, a los países que caen pesado a los Estados Unidos y a Unión Europea?
Los ataques iniciados este 19 de marzo a Libia, confirman que no existirá de ahora en adelante país que no se someta al peligro de ser "intervenido militarmente", por no plegarse a los intereses de la Dictadura Mundial que se acaba de confirmar, porque implantada lo estaba ya, desde hace tiempo.
Guerras legalizadas por el Consejo de In- Seguridad de la ONU, en el que países supuestamente aliados para evitar las confrontaciones de este tipo, se abstienen del voto y del veto, que antidemocráticamente hablando, nada más existe por lo visto para los Estados Unidos de América.
Continúan los muertos en Bahrein y Marruecos, tropas desde el reino de Arabia Saudita enviadas para matar, y la Organización del Tratado del Atlántico Norte no se da ni por enterada.
La convulsión en los países del medio oriente está dada, por el hambre que ha provocado una crisis mundial de alimentos, en las zonas desérticas norteafricanas y sus zonas contiguas. Hace falta determinar el fin del hambre, y las constantes intervenciones de los países de occidente en estas zonas por el petróleo, y con eso acabarán casi de inmediato los conflictos.
Sin embargo la sed de hidrocarburos, cada vez más escasos, hacen que cualquier país prefiera comprarlo, antes que descubrirlo en su propio subsuelo, y ganarse que potencias armadas decidan fabricarles un guerra de rapiña en casi 15 días, véase el caso Libia, para llevarse el petróleo.
El flamante Premio Nobel de la Paz Barack Obama, tiene lo que han tenido cada uno de los mandatos presidenciales norteamericanos que le han antecedido: una guerrita para ganar votos en las próximas elecciones.
Hemos asistido a la desaparición de la seguridad en el mundo, la autodeterminación de los países, y el derecho vital de que internamente decidan sus caminos, a espaldas de los que componen el selecto grupo de los 8 países más desarrollados del mundo.
Y ojalá me equivoque, pero es probable que estemos visualizando como un Premio Nobel de la Paz, declara el inicio de la Tercera Guerra Mundial.
domingo, 20 de marzo de 2011
martes, 15 de marzo de 2011
Mi cuartito está igualito.
Resultan risibles las publicaciones de los grandes medios de prensa a nivel internacional, en cuanto a su interpretación del Caso de Alan Gross, condenado a 15 años de prisón en Cuba por cometer actos contra la independencia y la integridad del Estado. Los argumentos se centran en lo que implica para Cuba un freno a “un periodo de distensión que se había producido entre Cuba y Estados Unidos”, según informa o desinforma, un cable emitido por la Agencia AFP este 15 de marzo.
“Washington ha advertido que no habrá más apertura mientras Gross siga detenido, pero sigue comprometido con la política de fomentar contactos entre los pueblos y apoyar grupos civiles en la isla”, continúa el cablegrama, citando palabras de la Secretaria de Estado Hillary Clinton en el Congreso la pasada semana.
Me pregunto, ¿de qué apertura estará hablando la señora Clinton? Debo suponer, con todo respeto, que se refiere al levantamiento de las absurdas restricciones aplicadas por el anterior Presidente George W. Bush, referidas a los envíos de remesas y a los viajes de los cubanos residentes en la Unión hacia Cuba, además de algunos intercambios culturales que, a conveniencia de los Estados Unidos, se están realizando.
Surgen varias preguntas entonces, para este cubano de a pie, del pequeño pueblo Sagua de Tánamo, al este de la Ciudad de Holguín: ¿En qué han “beneficiado” a mi país estas “flexibilizaciones de la política hacia Cuba”?
Número uno: han provocado legitimar ante los grandes poderes mediáticos del planeta, la subversión con dinero de los contribuyentes norteamericanos, del orden público en Cuba, a través de mercenarios que dicen ser disidentes.
Número dos: a través de estas campañas de “intercambios culturales”, logran utilizar una vez más a la Oficina de Intereses de La Habana, en un centro de operaciones de inteligencia para captar a la intelectualidad, y enseñar a los cubanos a ser esclavos.
Número tres: han logrado crear la ilusión de una “apertura de las relaciones bilaterales” desde los Estados Unidos, y hacer creer que la administración de Obama ha flexibilizado “el Embargohacia Cuba.”
Sigo enumerando, y aún no aparecen los beneficios.
De risa, porque para mí, el cuartito está igualito. Es que nadie informa en sus medios de prensa, que la Oficina del Control de Activos Extranjeros incautó cuatro millones 207 mil dólares que el Fondo Mundial de lucha contra el SIDA y la tuberculosis había destinado para el primer trimestre del 2011, acto denunciado por Cuba el pasado 11 de marzo.
Eso sí afecta a mi país. Afecta además, la injerencia en los asuntos internos, y el financiamiento de redes electrónicas y satelitales para fomentar la subversión de mi tranquilidad ciudadana, violando las leyes que soberanamente aprobamos en Cuba.
Sin abundar más, el hecho de que “Washington ha advertido que no habrá más apertura mientras Gross siga detenido”, citando nuevamente el cable e AFP, sencillamente no me preocupa. Las claras alusiones a seguir manteniendo con abundante dinero de los contribuyentes norteamericanos a los mercenarios dentro del país, y cito a la misma agencia: “(Washington) sigue comprometido con la política de fomentar contactos entre los pueblos y apoyar grupos civiles en la isla”, tampoco me preocupa.
Los propios personeros del imperio saben que en Cuba son minúsculos los grupos que se dedican a estas labores, y el programa Las Razones de Cuba emitido por la Televisión Nacional, nos ha demostrado que los integrantes de la contrarrevolución cubana, puede que sean en número más agentes de la Seguridad del Estado, que “disidentes” con chequera abierta.
¿Vieron que dan risa?
“Washington ha advertido que no habrá más apertura mientras Gross siga detenido, pero sigue comprometido con la política de fomentar contactos entre los pueblos y apoyar grupos civiles en la isla”, continúa el cablegrama, citando palabras de la Secretaria de Estado Hillary Clinton en el Congreso la pasada semana.
Me pregunto, ¿de qué apertura estará hablando la señora Clinton? Debo suponer, con todo respeto, que se refiere al levantamiento de las absurdas restricciones aplicadas por el anterior Presidente George W. Bush, referidas a los envíos de remesas y a los viajes de los cubanos residentes en la Unión hacia Cuba, además de algunos intercambios culturales que, a conveniencia de los Estados Unidos, se están realizando.
Surgen varias preguntas entonces, para este cubano de a pie, del pequeño pueblo Sagua de Tánamo, al este de la Ciudad de Holguín: ¿En qué han “beneficiado” a mi país estas “flexibilizaciones de la política hacia Cuba”?
Número uno: han provocado legitimar ante los grandes poderes mediáticos del planeta, la subversión con dinero de los contribuyentes norteamericanos, del orden público en Cuba, a través de mercenarios que dicen ser disidentes.
Número dos: a través de estas campañas de “intercambios culturales”, logran utilizar una vez más a la Oficina de Intereses de La Habana, en un centro de operaciones de inteligencia para captar a la intelectualidad, y enseñar a los cubanos a ser esclavos.
Número tres: han logrado crear la ilusión de una “apertura de las relaciones bilaterales” desde los Estados Unidos, y hacer creer que la administración de Obama ha flexibilizado “el Embargohacia Cuba.”
Sigo enumerando, y aún no aparecen los beneficios.
De risa, porque para mí, el cuartito está igualito. Es que nadie informa en sus medios de prensa, que la Oficina del Control de Activos Extranjeros incautó cuatro millones 207 mil dólares que el Fondo Mundial de lucha contra el SIDA y la tuberculosis había destinado para el primer trimestre del 2011, acto denunciado por Cuba el pasado 11 de marzo.
Eso sí afecta a mi país. Afecta además, la injerencia en los asuntos internos, y el financiamiento de redes electrónicas y satelitales para fomentar la subversión de mi tranquilidad ciudadana, violando las leyes que soberanamente aprobamos en Cuba.
Sin abundar más, el hecho de que “Washington ha advertido que no habrá más apertura mientras Gross siga detenido”, citando nuevamente el cable e AFP, sencillamente no me preocupa. Las claras alusiones a seguir manteniendo con abundante dinero de los contribuyentes norteamericanos a los mercenarios dentro del país, y cito a la misma agencia: “(Washington) sigue comprometido con la política de fomentar contactos entre los pueblos y apoyar grupos civiles en la isla”, tampoco me preocupa.
Los propios personeros del imperio saben que en Cuba son minúsculos los grupos que se dedican a estas labores, y el programa Las Razones de Cuba emitido por la Televisión Nacional, nos ha demostrado que los integrantes de la contrarrevolución cubana, puede que sean en número más agentes de la Seguridad del Estado, que “disidentes” con chequera abierta.
¿Vieron que dan risa?
lunes, 7 de marzo de 2011
Somos Felices Aqui
Parece llover sobre lo húmedo esta cubanísima frase, sin embargo, como dijera el título de un excelente libro de esta isla: “Viendo Acabado tanto Reino Fuerte…”, no puedo dejar de mencionarlo.
Y es que en Cuba se nos hace difícil no estar felices, a pesar de los avatares lógicos de la vida en tiempos modernos: carencias de un país del Tercer Mundo, acelerado ritmo de la vida, cambio climático, smog, trabajo… Sin embargo, no hay tarde que mi estadio de béisbol no se llene de muchachas hermosas que desprenden su energía, con el sano propósito de eliminar las libras de más, ni momento en el que las canchas deportivas no se inunden de balones de Básket, o de muchachones expertos en el juego de las Cuatro Esquinas…
Las calles de mi pequeño pueblo, se llenan de pequeños jugando al fútbol, aunque este no sea nuestro mejor deporte, y un barrio entero de espectadores sonríe ante el empuje energético de nuestros niños de hasta 12 y 13 años de edad.
Un pueblo triste no sería capaz de lograr estas cosas. La única vez que vemos a un niño descalzo en mi pueblo, es cuando sabe que después del Fútbol, las Cuatro Esquinas, o el juego del escondite, irá a saciar sus ganas de refrescar en las márgenes del grandioso Río Sagua.
Nada y es que somos felices, aunque las guerras, el cambio climático, y los demonios propios de este mundo nuestro ataque a otros rincones de este planeta azul.
Y somos felices sencillamente, desde que el 17 de diciembre de 1958, las tropas del Ejército Rebelde le entraron por el corazón a esta ciudad, y la llevaron para siempre, por los caminos de la Revolución Socialista.
Estoy seguro que hay más ciudades felices en este planeta Tierra; sin embargo no apostaría por las causas, y mucho menos si para llegar a ella tuvieron que absorber la energía vital de otros pueblos del mundo.
Y es que en Cuba se nos hace difícil no estar felices, a pesar de los avatares lógicos de la vida en tiempos modernos: carencias de un país del Tercer Mundo, acelerado ritmo de la vida, cambio climático, smog, trabajo… Sin embargo, no hay tarde que mi estadio de béisbol no se llene de muchachas hermosas que desprenden su energía, con el sano propósito de eliminar las libras de más, ni momento en el que las canchas deportivas no se inunden de balones de Básket, o de muchachones expertos en el juego de las Cuatro Esquinas…
Las calles de mi pequeño pueblo, se llenan de pequeños jugando al fútbol, aunque este no sea nuestro mejor deporte, y un barrio entero de espectadores sonríe ante el empuje energético de nuestros niños de hasta 12 y 13 años de edad.
Un pueblo triste no sería capaz de lograr estas cosas. La única vez que vemos a un niño descalzo en mi pueblo, es cuando sabe que después del Fútbol, las Cuatro Esquinas, o el juego del escondite, irá a saciar sus ganas de refrescar en las márgenes del grandioso Río Sagua.
Nada y es que somos felices, aunque las guerras, el cambio climático, y los demonios propios de este mundo nuestro ataque a otros rincones de este planeta azul.
Y somos felices sencillamente, desde que el 17 de diciembre de 1958, las tropas del Ejército Rebelde le entraron por el corazón a esta ciudad, y la llevaron para siempre, por los caminos de la Revolución Socialista.
Estoy seguro que hay más ciudades felices en este planeta Tierra; sin embargo no apostaría por las causas, y mucho menos si para llegar a ella tuvieron que absorber la energía vital de otros pueblos del mundo.
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